Comenzamos el fin de semana echando una mano a nuestros amigos del Diañu Burlón en su campamento estival de Los Fueos. El plan inicial era explorar dos entradas (LF03 y LF08), situadas a ambos lados, pero a cotas más elevadas, de la cavidad explorada en fechas anteriores, la LF02, y comprobar una posible conexión o lo que surgiese. Decidimos dividirnos en dos equipos para agilizar el tema, así, Justo y Dani comenzaron la exploración y topografía de la LF08 mientras Duli, Rubén (en su primera incursión espeleológica y, por cierto, superada con creces) y yo mismo, hacíamos lo propio con la otra entrada. Por otra parte quedaba Jose formando un equipo consigo mismo y tanteando su maltrecha rodilla por el exterior en busca de la “mina perdida” y dando un rulo por la zona.
El resultado global de momento es incierto pues aun quedan incógnitas por desentrañar pero parece tener mejores perspectivas de continuación la LF03 y esperar que las gateras finales de la LF08 den sus frutos. Os paso algunas fotos:
El resultado global de momento es incierto pues aun quedan incógnitas por desentrañar pero parece tener mejores perspectivas de continuación la LF03 y esperar que las gateras finales de la LF08 den sus frutos. Os paso algunas fotos:
La LF08
La LF08
La LF08
La LF03
¿Un grabado o una chifladura mía?
La LFO3
El Domingo, después de mucho tanteo por culpa de la climatología, le dimos el bautismo en barrancos a la hermana de Nerea, Laura, y al novio de ésta, Tomi, en el Víboli. El día acompañó finalmente y disfrutamos de un bonito descenso…el caudal del río era más que aceptable y tanto Laura como Tomi superaron con holgura todos los resaltes y rápeles que jalonan el recorrido. Muy bien por ellos, dado que era la primera vez que se metían en un fregao de estos (creían que iban a un lago?????). El único punto negro de todo el día fueron las caídas de piedras… Justo antes de salir del barranco una piedra del tamaño de un puño le paso a menos de un palmo de la cabeza de Nerea a velocidad de vértigo y gracias que dio un paso atrás en el mismo momento del impacto, sino a día de hoy tendríamos una vacante en el grupo. Pocos minutos después, ya en la carretera, fuimos testigos (completamente flipados) de una caída de piedras masiva al fondo del barranco, comprobando de primera mano, el pedazo tamaño de alguno de los rigodones plantados en la carretera. Pasado el susto, terminamos la jornada comiendo en Puente Huera.
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